26.6.25

¿Qué valor debería tener la Religión?


No debemos olvidarnos del peso que la Iglesia Católica tiene en la vida de España, desde hace muchas décadas, tanta que se mete en la política aunque sabe que no debe. Ha sucedido otra vez en este junio de 2025.

Como institución no debe, aunque a título personal todos los españoles podemos y debemos opinar de política.

Esta viñeta tiene ya más de 20 años, es del dibujante JM Nieto, y retrata esa España que no sabe diferenciar bien, como herencia de la Dictadura, a qué se deben ocupar las religiones, mucho más ahora en que cada vez hay más en nuestra sociedad.

Hay que tener cuidado, no vaya a ser que en un futuro, la católica ya no sea la mayoritaria, y entonces nos acordemos de que la religión no debe impregnar la política desde las altas Esferas de cada respectivo Poder.

25.6.25

España y la OTAN. Algunos datos


España entró en la OTAN el 30 de mayo de 1982, durante el último gobierno de la Unión de Centro Democrático (UCD) presidido por Leopoldo Calvo-Sotelo. Sin saber exactamente todos los motivos reales, caba preguntarse cuanto tuvo que ver el Golpe de Estado de 1981 y la idea clara de modernizar las Fuerzas Armadas, europeizarla, y retirarlas de las ansias golpistas por el camino de la profesionalización inteligente.

Cuando España se incorporó, la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) contaba con 16 países miembros, incluyendo a España. Antes de su adhesión, eran 15 miembros. La lista era la siguiente:

Miembros fundadores (1949 )

Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Francia, Italia, Bélgica, Países Bajos, Luxemburgo, Noruega, Dinamarca, Portugal e Islandia.

Tras su fundación se han ido incorporando Grecia (1952), Turquía (1952), la Alemania Occidental (1955), y España (1982)

Tras la entrada de España se han ido incorporando más países hasta los 32 actuales. 

En el año 1999 República Checa, Hungría y Polonia

En el 2004 entraron Bulgaria, Estonia, Letonia, Lituania, Rumanía, Eslovaquia y Eslovenia

En el 2009 entraron Albania y Croacia

En el año 2017entró Montenegro y en el 2020 Macedonia del Norte

En el año 2023 entró Finlandia y en 2024 lo hizo Suecia.

España no participó en la creación de la OTAN tras la Segunda Guerra Mundial debido a su régimen dictatorial bajo Franco y su incorporación fue un paso clave en la normalización democrática y la integración en el bloque occidental tras la transición española.

A pesar de ingresar en 1982, no fue hasta el referéndum de 1986 que se legitimó democráticamente su permanencia, con ciertas condiciones como: No incorporación al mando militar integrado aunque se incorporó en el año 1999. Prohibición de instalar armas nucleares en territorio español y reducción progresiva de la presencia militar estadounidense en España.

Por cierto, se dice que España gasta poco en Defensa. En relación al resto de países de la OTAN. Es cierto pero mentira. El Campo de Tiro de Bardenas Reales o San Gregorio, si pagara a los Gobiernos Autonómicos en donde se encuentra, Navarra y Aragón, 30.000 millones cada año, España se estaría gastando 30.000 millones más en Defensa, pero los recibirían los territorios de Aragón y Navarra.

España entró en el Sistema Monetario Europeo en 1989


La entrada de la peseta en el Sistema Monetario Europeo (SME) en junio de 1989 fue un paso clave en el proceso de integración económica de España en Europa, un paso que hizo el Gobierno del PSOE de Felipe Gonzales para modernizar la economía española, ponerla en el mundo y adoptar mecanismos de control que facilitaran la entrada de España en la Unión Europea, entonces CEE.

El SME fue un mecanismo creado en 1979 por los países miembros de la entonces Comunidad Económica Europea (CEE), con el objetivo de estabilizar los tipos de cambio entre sus monedas, fomentar la convergencia económica entre los diferentes países y preparar el terreno para la futura moneda única que vendría luego, el euro.

El núcleo del SME era el mecanismo de tipos de cambio (ERM, por sus siglas en inglés), que obligaba a las monedas participantes a mantener sus tipos de cambio dentro de unas bandas de fluctuación estrechas respecto al ECU (European Currency Unit, moneda precursor del euro).

España ingresó formalmente en el mecanismo de tipos de cambio del SME el 19 de junio de 1989, bajo el gobierno de Felipe González. Esta incorporación supuso un compromiso con la disciplina monetaria y económica pues España se comprometía a mantener la estabilidad del tipo de cambio de la peseta frente a otras monedas europeas. Sobre todo para evitar devaluaciones competitivas, que en tiempos anteriores era una herramienta muy utilizada para el comercio, a costa de empobrecer los ahorros. La entrada supuso también un mejor control sobre la inflación y el déficit público.

La adhesión al SME era una condición previa para entrar en la futura Unión Económica y Monetaria y adoptar el euro. La decisión de 1989 fue solo el primer paso real hacia esa meta, que culminaría en 1999 con la entrada en la zona euro y la desaparición de la peseta en 2002.

Al unirse al SME, el Banco de España perdía parte de su autonomía para manejar los tipos de interés, y como decíamos antes, para poder realizar devaluaciones como herramienta de competitividad. Esto obligó a España a mejorar su competitividad vía reformas estructurales y contención salarial.

Se ganaba estabilidad monetaria, y reputación y seriedad económica a nivel internacional reforzada como país serio en su compromiso con Europa, lo que permitía ser un atractivo a las inversiones extranjeras gracias a un marco económico más previsible.

La entrada no suponía no tener que recibir tensiones fuertes en el tipo de cambio para adaptarnos a la nueva realidad de cambio de moneda. La peseta fue devaluada varias veces en los años 90 (1992, 1993 y 1995) debido a presiones del mercado, crisis de confianza y debilidad económica interna. Había que ir acercándola a un valor que desde Europa se considerara real.

Eso supuso unos costes sociales del ajuste económico, para cumplir los criterios de convergencia (inflación, déficit, deuda), España tuvo que implementar políticas de austeridad y reformas laborales impopulares.

La entrada de la peseta en el SME en 1989 fue una decisión clave para la modernización económica de España y su integración definitiva en la arquitectura económica europea. Marcó el inicio del camino hacia el euro, pero también obligó al país a afrontar desafíos estructurales con disciplina y reformas.

El referéndum de la OTAN en España: del “no” al “sí” del PSOE


El 31 de enero de 1986, el gobierno de Felipe González convocó oficialmente el referéndum sobre la permanencia de España en la OTAN. Nuestro país había ingresado en la organización militar atlántica en 1982, bajo el gobierno de la UCD, pero el PSOE, entonces en la oposición, había prometido consultar al pueblo sobre esta decisión. De hecho, su postura inicial era contraria a la permanencia, con muchas ambigüedades.

Sin embargo, para 1986, tras cuatro años en el poder y gobernando, el Partido Socialista Obrero Español cambió de postura y defendió el “sí” a la OTAN. Según historiadores como Santos Juliá, este giro político respondió a diversos factores estratégicos: la reciente adhesión de España a la Comunidad Económica Europea, la fuerte presión diplomática de aliados como Estados Unidos y la necesidad de modernizar las Fuerzas Armadas españolas paara convertirlas en más europeas y menos proclives a dar Golpes de Estado.

Por su parte, Coalición Popular —coalición liderada por Alianza Popular (actual Partido Popular)—, que tradicionalmente había apoyado siempre a la OTAN, sorprendió a la sociedad española al recomendar la abstención. 

Oficialmente, esta postura se justificó por su desacuerdo con la forma en que se formuló la pregunta del referéndum. No obstante, analistas coinciden en que el objetivo político del entonces presidente del partido AP, Manuel Fraga, era evitar que una victoria clara del “sí” reforzara la posición del gobierno socialista en Europa.

Entre los principales partidos nacionales, el único que se mantuvo coherente en su rechazo a la OTAN fue el Partido Comunista de España (PCE), que hizo campaña activa por el “no”.

Solo en el País Vaso, Navarra, Cataluña y Canarias no triunfo el SI de forma clara. Sin embargo, a nivel nacional el “sí” logró vencer con un 52% frente a un 39% del “no”.