31.10.18

¡Ahora adelante!; decían los trabajadores en 1984

En la primavera del año 1984, ya gobernando el PSOE y en plena campaña para entrar o no en la OTAN, los trabajadores de España sabían que sus condiciones de trabajo tenían que mejorar, más cuando las reconversiones en Altos Hornos amenazaban puestos de trabajo en toda España ante empresas obsoletas incapaces de modernizarse. Eran tiempos muy duros para los trabajadores que confiaron en un partido socialista pensando algo que al final les condujo al desencanto.

Una gran parte de la sociedad española entendía que se estaban haciendo políticas de derechas con los votos entregados desde la izquierda. ¿Volverá a suceder algo parecido en el 2019? ¿Cuantas veces ha vuelto a suceder desde ese 1984?

22.10.18

Pilar Urbano, Juan Carlos I y Suarez

En el diario digital "El Salto Diario" Pilar Urbano responde en una entrevista a diversas preguntas sobre la historia reciente de España. Os dejo dos párrafos de esta interesante entrevista.

No tan soberano

Historia en mano, Juan Carlos de Borbón le debe el trono a Franco; pero también a Estados Unidos. Son Nixon y Kissinger quienes, en el año 63, envían a Vernon Walters a El Pardo para preguntarle a Franco “¿cuándo corona al rey? ¿cuándo se va usted? ¿habrá una democracia? ¿habrá una dictadura, o habrá una revolución? Franco contestó “dígale al presidente Nixon que aquí no habrá revolución porque ‘dejo el freno echado”, Walters le preguntó ‘¿el freno echado qué es? ¿el ejército?’ Franco le dijo: “No, las clases medias. Yo encontré una España arruinada y pobre, y dejo clases medias, ahora la gente tiene su TV, su coches, su pisito, sus ahorros… y cuando se tiene eso no se quiere hacer revolución”. Obvió decir que esa España se había destruido por obra y desgracia de la Guerra Civil que él provocó. 
Vernon Walters (1917-2002), número dos de la CIA, general de aviación. Richard Nixon (1913-1994) expresidente de Estados Unidos. Henry Kissinger (1913) exsecretario de Estado de EE UU. 
Estados Unidos le estaba diciendo ya a Franco que desaparecieran los ‘mussolinis’ y ‘hitlers’ del Parlamento, porque iban los procuradores vestidos de ‘mussolinis’, o con uniforme militar y alicatados con insignias. Es entonces cuando Franco empieza a quitar falangistas y militares de sus Gobiernos y a meter gente civil, burócratas, tecnócratas, ministros democristianos y profesores universitarios o ingenieros del Opus Dei.  

El compromiso sobre cómo ha de reinar Juan Carlos le viene de Estados Unidos, está en el “catecismo” del embajador Wells Stabler. Ahí se le marca el ritmo, la pareja de baile y la pista donde se puede mover: “El comunismo debe esperar, el socialismo puede esperar; que haya solo dos partidos de centro, uno a la izquierda y otro a la derecha”. Ritmo lento, ‘andante ma non troppo’. Sin cambios radicales, poco a poco. Compromiso atlántico, entrando en la OTAN, por supuesto. Esto era la clave. Y en los Acuerdos Bilaterales con Estados Unidos, amarraron bien que los créditos blandos se nos darían a condición de que no utilizásemos nuestro uranio —mucho uranio— en energía militar atómica si no para uso industrial civil. Teníamos que estar uncidos a la OTAN.


Suárez y el rey

Y así se está, hasta que Adolfo Suárez dice que no a esa integración, que no a esa dependencia. Que él es partidario de una España no alineada ni integrada en la OTAN. De ahí arrancan las verdaderas diferencias, cada vez más acusadas, entre Suárez y el Rey. Hasta que el rey decide que ya no le gusta Suárez. Y ahí empieza también el plan “corrector desde dentro” de derrocar a Suárez parlamentariamente, extra urnas, fraguando una moción de censura. Literalmente: un golpe de Gobierno. 

21.10.18

Pablo Iglesias y Enric Juliana hablan de la Transición

El líder de Podemos, Pablo Iglesias y el director adjunto de La Vanguardia, Enric Juliana han recogido en un libro: Nudo España (Arpa Editores) sus largas conversaciones que han supuesto más de 500 páginas para hablar de España, Europa y los problemas actuales de la democracia. Os dejo solo unos párrafos en los que se habla de la Transición en España.

Pablo Iglesias: “La izquierda nunca quiso creer en la fuerza del franquismo, aceptarlo. Diré más: la historia de la oposición antifranquista, especialmente la del PCE, es una historia de autoengaño permanente, fundamentada en el mito de que el franquismo está permanentemente a punto de caer y de que las masas obreras y campesinas solo necesitan un pequeño empujón para hacer la revolución”.

Enric Juliana: “Ante el relato mágico de la transición, surge la reacción iconoclasta: la transición fue una rendición de las fuerzas democráticas. (...): los líderes de la oposición democrática se bajaron los pantalones; fueron unos cobardes, unos pusilánimes reformistas que dejaron escapar una gran oportunidad... El relato de la transición necesita una revisión crítica, estamos de acuerdo. Pero si hemos de sustituir una narración edulcorada por otra catastrofista, vamos apañados...”

16.10.18

Maravillosa estampa de la mujer en 1956

En la primavera del año 1956 se publicaba esta portada en el diario ABC del domingo. Era la imagen de la España de aquellos años. Los que nacimos en aquellos años tuvimos que soportar muchos más esa imagen que tan solos e venció con la Transición en España, cuando el tipo bajito se murió en la cama, pues antes era imposible quejarse, sopena que te metieran en la cárcel en el mejor de los casos. Simplemente una dictadura que a veces se nos olvida.

Mujeres llevando a los niños por la calle, señoras paseando con señoras y sobre todo una imagen maravillosa del interior de una cafetería. Es una estampa maravillosa. El señor fumando con cara de sostenido, bigotito facha de entonces en la línea de los que mandaban, con la pajarita elegante y el traje de “señor” con sus gemelos en las mangas de la camisa, leyendo las noticias que luego comentaría a su esposa que lo miraba embobada, esperando que el grueso de la papada osara contarle algo que la pobre mujer fuera capaz de entender, pues el único que entendía de verdad tenía que ser el macho alfa.

Hasta aquí bien, pero la señora también tenía derecho a leer. ¿Y qué tenía sobre la mesa? Efectivamente, un misal. En ese librito negro con los lomos rojos venía todo lo que la mujer y los niños debíamos conocer. Las noticias de Dios que eran las únicas válidas para mentes débiles y flojas. Pensamientos en construcción.

Cuando se piensa que los españoles debían haberse rebelado contra la dictadura del señor bajito, no parecen conocer la realidad de aquellos años. Con tipos como el de la papada con derecha a leer los periódicos, no se podía hacer nada. Los progresistas, los distintos en opiniones más sociales, esos…, ya se los habían fusilados para que no les molestaran.

El Seat 600 no era un coche para trabajadores, cuando salió

Hay personas poco informadas que dicen que el Seat 600 trajo la democracia a España, en un alarde de idiotez mental y falta de reflexión. Cuando el Seat 600 llegó a España en algunos países llevaban décadas montados en sus Audi o BMW, sin contar los enormes Ford americanos. Entre los años 1957 y 1973 se construyeron miles de coches que iban llegando a las familias casi con enchufes y cuentagotas pues la producción era más bien escasa. El primer año se fabricaron 2.510 coches Seat 600 y el siguiente 12.055 unidades.

Su precio era de 65.000 pesetas pero en un años en el que los sueldos día de un oficial de primera oscilaba entre las 60 y las 80 pesetas según oficios (INE) pero el más habitual estaba entre las 40 y las 50 pesetas día y el SMI estaba en 27 pesetas día (BOE 20-11-1957). Entre unos 2.407 y 812 días de trabajo (según sueldos) eran necesarios para poder comprar un Seat 600, y ahora que cada uno calcule si era barato o caro, si los trabajadores podían comprarlo o no en aquel 1957. Creo que en la actualidad con bastantes menos días de trabajo te puedes comprar un coche, siendo oficial de primera. Un kilo de arroz costaba 11 pesetas y un litro de leche unas 4 pesetas.

Pero sí es cierto que la entrada lógica y básica del coche en algunas familias españolas simplificó los viajes, y los españoles se empezaron a mover mucho más, cambiando las “afueras” de las grandes ciudades por la playa o la montaña, de momento solo para las clases medias, es decir, cuando hablamos de los finales años 50, para la parte de la sociedad que no era trabajadora de fábrica, pues se ganaba muy poco y las necesidades eran muchas.