El 31 de enero de 1986, el gobierno de Felipe González convocó oficialmente el referéndum sobre la permanencia de España en la OTAN. Nuestro país había ingresado en la organización militar atlántica en 1982, bajo el gobierno de la UCD, pero el PSOE, entonces en la oposición, había prometido consultar al pueblo sobre esta decisión. De hecho, su postura inicial era contraria a la permanencia, con muchas ambigüedades.
Sin embargo, para 1986, tras cuatro años en el poder y gobernando, el Partido Socialista Obrero Español cambió de postura y defendió el “sí” a la OTAN. Según historiadores como Santos Juliá, este giro político respondió a diversos factores estratégicos: la reciente adhesión de España a la Comunidad Económica Europea, la fuerte presión diplomática de aliados como Estados Unidos y la necesidad de modernizar las Fuerzas Armadas españolas paara convertirlas en más europeas y menos proclives a dar Golpes de Estado.
Por su parte, Coalición Popular —coalición liderada por Alianza Popular (actual Partido Popular)—, que tradicionalmente había apoyado siempre a la OTAN, sorprendió a la sociedad española al recomendar la abstención.
Oficialmente, esta postura se justificó por su desacuerdo con la forma en que se formuló la pregunta del referéndum. No obstante, analistas coinciden en que el objetivo político del entonces presidente del partido AP, Manuel Fraga, era evitar que una victoria clara del “sí” reforzara la posición del gobierno socialista en Europa.
Entre los principales partidos nacionales, el único que se mantuvo coherente en su rechazo a la OTAN fue el Partido Comunista de España (PCE), que hizo campaña activa por el “no”.
Solo en el País Vaso, Navarra, Cataluña y Canarias no triunfo el SI de forma clara. Sin embargo, a nivel nacional el “sí” logró vencer con un 52% frente a un 39% del “no”.